Por: Valentina Davidson / 21 de Marzo,2020
“Cuando un japonés se viene abajo, cerrará la ventana y se matará; cuando un americano se viene abajo, abrirá la ventana y matará a algún otro” Yakuza, Paul Schrader
Cuando Richard Thompson entrevista a Paul Schrader acerca de “Taxi driver” en 1976, este último relata haber releído “La náusea de Sartre” antes de escribir el guion, para retomar la idea de un héroe existencialista, que sin embargo, él deseaba llevar al contexto americano. Habla también de un tema ya elegido desde el comienzo de la creación del guion; La soledad.
No resulta difícil de creer que Paul Schrader y Martin Scorsese hayan encontrado la forma de solucionar esta americanización del existencialismo y la soledad viendo western. Si pensamos por ejemplo en que Sergio Leone logra devolver la historia norteamericana del film de Kurosawa a su país de origen, rehaciéndola a modo de western en “Por un puñado de dólares”. El género norteamericano por excelencia siempre ha sido considerado el western. Los largos travelings que acompañan a los protagonistas y los contemplativos planos secuencia que nos enseñan su entorno, son recursos que han potenciado la capacidad de este género para hablar respecto a la soledad. El héroe que viaja siempre, que no tiene hogar, que se mueve en un lugar desértico. A partir de lo cual, parece el modelo perfecto para hablar del tema en el que Paul se encuentra interesado; “(…) el hombre que está constantemente rodeado de gente y sin embargo no tiene amigos. El símbolo absoluto de la soledad urbana.” “La película trata de un coche como símbolo de la soledad urbana, un ataúd de metal.”[1]
Por otra parte, este género cinematográfico no lograría solo entregar un modelo de montaje que genere la narración de una suerte epopeya homérica. Sino también, la figura de un héroe existencialista americanizado. Aquél que, debido a su carencia de tradición intelectual y cultura, no logrará entender que la raíz de su problema es el cuestionamiento por si debe existir o no, y por ende, en vez de buscar destruirse a sí mismo, buscará destruir al resto; el antihéroe.
Si el western es el género de la soledad norteamericana, “The searchers” es la soledad del antihéroe norteamericano. Por representar Ethan, el protagonista de la historia, las primeras características de la deconstrucción arquetípica del héroe norteamericano.
La primera escena de la película de Ford, comienza en negro con una puerta que al abrirse, nos presenta el escenario en el cual transcurre la historia y a los personajes, con este movimiento: la puerta que abre. Se nos invita a conocer la historia. De la misma manera, Scorsese abre una puerta en “Taxi Driver” para presentarnos la escena en la que Travis se inscribe para ser taxista, y cerca del final, cierra una puerta, volviendo a hacer alusión al final de “The searchers” donde la puerta que encuadra a Ethan marchándose, se cierra dejando al espectador en completa oscuridad nuevamente. La relevancia de este elemento que corta, re-encuadra y presenta, lo vuelve incluso un recurso de montaje más.
Si avanzamos con el análisis, hayamos al protagonista, que en ambas historias, es la misma clase de antihéroe. Por una parte Travis; un obsesivo, enfermo, alcohólico, violento que pasa muchas de sus noches viendo películas pornográficas en el cine. Y por otro Ethan; un racista, vengativo, rencoroso e irónico. En ninguno de los casos, el protagonista se convierte en antihéroe por ser torpe o poco heroico, por ejemplo. Sino que en ambos casos hablamos de un personaje con el cual el público no quiere verse identificado. Y si bien, en ambos films se nos presenta la historia a través de la mirada de estos, y logramos comprender su visión. No necesariamente se les justifica. El público de “Taxi driver” se ve identificado con la soledad de Travis, mas no avala los homicidios que comete. ”Tiene que ser comprendido, pero no tolerado”[2]
Ambos personajes viajan constantemente. Y así como podemos ver largos planos que muestran los recorridos de Ethan por el desierto en “The searchers”, tenemos múltiples tomas de Travis viajando por las calles de Nueva York en “Taxi driver”. Ethan tiene su caballo, y Travis su automóvil. “Pero esta transposición al mundo urbano implicaría algo más que la mera sustitución del caballo por el coche, por cuanto el automóvil se asemeja más al cuerpo, supone una manera distinta de adentrarse en el ambiente a explorar (…) cuando Travis cuida su coche –su montura-, cuando se lamenta de tener que limpiarlo casi diariamente con semen e incluso de sangre, está hablando de algo que siente que ensucia no sólo al coche (…) sino también a él mismo. Al igual que el Ethan Edwars en The searchers, Travis Brickle es un héroe neurótico y, como él, teme ensuciarse, polucionarse por culpa de la alteridad”[3]
Esta necesidad de ser limpios, les lleva a la búsqueda de una redención por su “pecado” (la suciedad), lo que en ambos films se soluciona con la autoimposición de una misión por parte de los protagonistas tras alguna escena chocante: Ethan encuentra el vestido rasgado de su cuñada y la muñeca de su sobrina Debbie después del ataque de los indios, y se autoimpone la misión de buscar exhaustivamente a Debbie por años para “salvarla” de los indios, o bien, de Scar (el indio que la toma por esposa). Por otra parte, Travis presencia la escena de Iris entrando en su taxi para huir y a “Sport” forzándola a volver, violentándola y lanzándole algunos dólares para que “olvide lo que acaba de ver”. Y se autoimpone la misión de rescatar a Iris de este mundo de prostitución, o bien, de Sport.
Nuestros protagonistas quieren redimirse, limpiarse y liberarse de ellos mismos, lo que no comprenden es que sus “doncellas” jamás pidieron ser rescatadas. Ethan desea matar a Debbie cuando esta se niega a dejar a su nueva familia Comanche y Travis no logra comprender el hecho de que Iris no desee abandonar la prostitución. Ambos con el lema “let´s go home” intentan convencerse de la existencia de un hogar cálido, seguro e idóneo que guarda su identidad, mas no comprenden que ese hogar no existe. La familia de Debbie ha muerto y tiene una nueva familia. El hogar de Iris le era lo suficientemente hostil para hacerla huir y no querer volver, además de sentirse enamorada de su proxeneta. En ambos casos, la única solución que encuentran los protagonistas para llevar a las niñas a sus hogares, es masacrando a todo su entorno y destruyendo así su nuevo hogar.
Incluso la forma de expresarse de ambos protagonistas coincide, Ethan escribe cierta cantidad de cartas durante los años que se ausenta para informar respecto a su búsqueda y Travis escribe constantemente a lo largo de la película, dejándole una carta a Iris anunciándole que morirá y dejándole dinero para su “nueva vida”. Y ambos protagonistas tienen complejos raciales que los llevan a ver al enemigo como el indio en el caso del film de Ford y el negro en el film de Scorsese. (De hecho, en una primera instancia el personaje de Sport iba a ser interpretado por un actor negro, lo que habría potenciado la idea de Iris conviviendo con una raza diferente de la forma en que Debbie lo hacía).
”Quiere limpiar la vida, limpiar la mente, limpiar el alma. Es muy espiritual, pero en el sentido de Charles Manson, lo que no significa que sea bueno. Es el poder del espíritu en la dirección equivocada.”[4] La vela y el rojo
La fijación que Martin Scorsese posee con los simbolismos católicos, emerge constantemente en sus películas, la inclusión de la figura de la virgen, rosarios, rezos y sobre todo velas, que a través del fuego representarían no sólo la presencia del espíritu santo sino también la capacidad de redimir el pecado a través del dolor.
A primera vista puede parecer que “Taxi Driver” es un film donde tal visión no aparece, sin embargo, se debe a que el trabajo no es fundamentalmente a través de escenas simbólicas (que en el film se traducirían en el fuego que Travis enciende en la cocina o en la iluminación roja que Scorsese añade al prostíbulo para otorgarle un carácter infernal). Sino en una visión orgánicamente católica que aparece a lo largo de todo el film; la visión de la ciudad como una comunidad. “En el trabajo de Marty vi lo que yo no tenía en el guión: esa percepción de la ciudad. Lo que yo creo que sucedió es que yo escribí un guión esencialmente protestante, frío y aislado y Marty dirigió una película muy católica (…) Travis Birckle es un personaje que nunca se le ocurriría a Marty Scorsese; y esa no es una atmósfera que pudiera ocurrírseme a mí.[5]
Tres años después del estreno de “Taxi driver”, Paul dirige “Hardcore”, película cuyo guion también es de su autoría, y en la cual, pueden apreciarse nuevamente los elementos principales analizados a lo largo de este ensayo. Un protagonista solitario y neurótico por la limpieza; Jake, quien fue abandonado por su esposa y pierde a su única familia, su hija Kristen. Además se congrega en una Iglesia calvinista, lo que lo lleva a un rechazo por la impureza que el pecado representa para él, quiere permanecer limpio para ser redimido por Dios. Un viaje epopéyico con el fin de encontrar a esta chica rubia que vuelve a ser el objetivo del protagonista, y que se vuelve a caracterizar por tomas que acompañan al protagonista por pasillos, que nos muestran en todo momento, su visión de la historia. Sin embargo, a diferencia de “Taxi driver” esta visión es menos onírica, estamos hablando de un film mucho más sobrio, o visto al menos, a través de los ojos de un personaje con un carácter mucho más realista. “Gran parte de Taxi Driver surge de mi sensación de que el cine es una especie de estado onírico, o como tomar drogas.»[6] Es un sujeto que consideramos más real y cercano. Nuevamente, aparece la figura de Scar y Sport, pero esta vez, su nombre es Ratán.
El protagonista encuentra a la chica que cree, desea ser salvada, y nuevamente, esta se niega a volver a casa. Literalmente, “let´s go home” se desprende literalmente del diálogo de nuestro personaje principal, el cual se quiebra al comprender la inexistencia de este hogar.
Sin embargo, “Hardcore” lograría diferenciarse de los films anteriores a partir de la visión que se nos presenta de este héroe. El cual no genera mayores distancias. El héroe es un hombre justo, cristiano y que llora ante la posibilidad de que maten a su hija. Es un héroe con el que podemos empatizar fácilmente, identificarnos y que además justificamos, ya que la violencia aparece en el film de una forma mucho menos potente que en el film de Scorsese. Donde él y Schrader buscaban generar una suerte de catarsis en el público.
Incluso la forma en que la película nos hace ver la búsqueda a través de los ojos del protagonista, nos hace ponernos de su lado. Considerar injusto quizás, el hecho de que la hija de Jake lo acuse de no hacerla sentir amada, después de haber visto más de una hora de film lleno de pruebas de amor incondicional y sacrificio de un padre hacia su hija. Quien decide salir de este recto y limpio entorno protestante para adentrarse entre la inmundicia que representaría este mundo oculto. Quien aprende de este mundo y se somete a ver a su hija bajo peligro o siendo contaminada por este pecado que tanto rechaza. Planteando la búsqueda de nuestro héroe no desde la cuidad inmunda, sino desde un mundo seguro para él y que decide abandonar con tal de no quedarse solo.
La narración, pertenece a un director protestante esta vez, más frío y con una visión fría de la cristiandad que haría huir a Kristen. Sin embargo, no deja de ser interesante, el cómo Schrader incluye ciertos elementos de montaje característicos de Scorsese, como por ejemplo, la iluminación roja nuevamente, para representar el lugar del pecado.
“Hardcore” es más bien una modernización del concepto de soledad que plantea el western, una visión más cercana al público que genera una identificación aun mayor que en “Taxi driver”. Donde el protagonista podría ser cualquiera, incluso un hombre con una vida aburrida, estable y temeroso de Dios. Planteando así la idea de que todo norteamericano puede estar solo.
Bibliografía y filmografía:
Alberich, E. (1999). Martin Scorsese vivir el cine. Barcelona: Editorial glénat.
Ford, J. (Dirección). (1956). The Searchers [Película].
Schrader, P. (Dirección). (1979). Hardcore [Película].
Scorsese, M. (Dirección). (1976). Taxi driver [Película].
Scorsese, M. (1987). Conversaciones con Martin Scorsese. Madrid: Editorial Plot.
Scorsese, M., Thompson, D., & Christie , I. (1999). Martin Scorsese por Martin Scorsese. Barcelona: Alba.
[1] Scorsese, Martín; Conversaciones con Martin Scorsese; Madrid, Plot, 1987, 25
[2] Scorsese, Martín; Conversaciones con Martin Scorsese; Madrid, Plot, 1987, 32.
[3] Alberich, Enric; Martin Scorsese vivir el cine; Barcelona: s.l. Ediciones Glenat España, 1999, 135.
[4] Scorsese, Martin; Martin Scorsese por Martin Scorsese; Barcelona, Alba, 1999, 96.
[5] Scorsese, Martín; Conversaciones con Martin Scorsese; Madrid, Plot, 1987, 30.
[6] Scorsese, Martin; Martin Scorsese por Martin Scorsese; Barcelona, Alba, 1999, 86.